Como cada 13 de mayo se celebra el día de la aparición de la Virgen María en Cova de Iría, Portugal, en 1917, a Lucía y a sus primos Francisco y Jacinta Marto, quienes cuidaban los rebaños de sus familias y vivían en el pequeño pueblo de Aljustrel, en Fátima.
Desde entonces la Iglesia Católica conmemora la manifestación del amor divino de Dios y la Virgen María a todos los cristianos, a través de la devoción del Santo Rosario, como un instrumento de conversión y un arma de combate frente las tentaciones o adversidades.
Tal como sor María Lucía de Jesús lo decía “Dado que todos tenemos necesidad de rezar, Dios nos pide diariamente una oración que está a nuestro alcance: la oración del Rosario, que tanto se puede hacer en común como en particular, tanto en la iglesia delante del Santísimo como en casa en familia o a solas, tanto por el camino yendo de viaje como en un tranquilo paseo por los campos. La madre de familia puede rezar mientras mece la cuna del hijo pequeño o trata del arreglo de la casa. Nuestro día tiene veinticuatro horas… ¡no será mucho reservarse un cuarto de hora para la vida espiritual, para nuestro trato íntimo y familiar con Dios!”. Es el Santo Rosario un don gratuito que se puede utilizar en cualquier lugar o momento de la rutina diaria.
Pues en un mundo caótico es necesario aferrarse a la oración y transmitirla a las futuras generaciones, quienes tendrán grandes tentaciones, tal como lo afirmó sor Lucía “la batalla final entre el Señor y el reino de Satanás será acerca del matrimonio y de la familia, sin embargo, esta santa también invitó a no tener miedo, porque cualquiera que actúe a favor de la santidad del matrimonio y de la familia siempre será combatido y enfrentado en todas las formas, porque éste es el punto decisivo. Sin embargo, Nuestra Señora ya ha aplastado su cabeza”. A pesar de las adversidades, Dios siempre prevalecerá.
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