PENTESCOSTÉS ES SINÓNIMO DE ALEGRÍA

El pasado fin de semana celebrábamos como Iglesia de Dios la festividad de Pentecostés, un encuentro que rememora el día en que se cumplió la promesa de Cristo a los apóstoles, en la cual el Padre envió al Espíritu Santo para guiarlos en su misión evangelizadora.

El papa Francisco este domingo de Pentecostés en su homilía, resaltó la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas, pues es él quien “nos hace ver todo de un modo nuevo, según la mirada de Jesús. Yo lo diría de esta manera: en el gran viaje de la vida, Él nos enseña por dónde empezar, qué caminos tomar y cómo caminar", así fueron las palabras del santo padre a todos los católicos del mundo, exhortándolos a invocar el espíritu de Dios en todo momento, para que sea él quien reine en los corazones y permita tomar sabias decisiones orientadas al bien de la humanidad. 

Pentecostés es el punto de partida de la vida espiritual, es el recuerdo de la promesa de Cristo, como lo nombra el Evangelio de San Lucas: “Les dijo: ‘Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto. Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba’”. (Lc. 24:46-49) 

Esta solemnidad es una de las más importantes en el calendario de la Iglesia, por eso, como parroquia nos unimos al gozo pascual, a través de la vigilia de Pentecostés, llevada a cabo con los Agentes Pastorales de nuestro sector, quienes con gozo, alegría y entusiasmo celebraron la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles. 

Reunidos en la Institución Educativa San Bartolomé elevaron a una sola voz la invocación del Espíritu Santo, a través de expresiones artísticas y musicales, en las que reinó el regocijo y el júbilo, gracias a la unión de los diferentes grupos pastorales de la parroquia, quienes con su diversidad de dones, personalidades, edades y características compartieron el fuego del amor de Dios en una noche que marcó los corazones de todos. 

Se espera que la misión evangelizadora llegue a todos los rincones del mundo, para que surjan vocaciones que proclamen el amor de Dios, reaviven la fe en la sociedad y multipliquen la buena noticia.  De igual forma, imploramos por los dones del Espíritu Santo para que permeen la faz de la tierra y se logre combatir el mal que acecha a las personas.