Vísperas
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
¡Marana tha!
¡Ven, Señor Jesús!
Yo soy la Raíz y el Hijo de David,
la Estrella radiante de la mañana.
El Espíritu y la Esposa dicen: "¡Ven, Señor!"
Quien lo oiga, diga: "¡Ven, Señor!"
Quien tenga sed, que venga; quien lo desee,
que tome el don del agua de la vida.
Sí, yo vengo pronto.
¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!
SALMODIA
Ant. 1. Saldrá el Señor de su santuario y vendrá a salvar a su pueblo.
Salmo 124
EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO
La paz de Dios sobre Israel (Ga 6, 16).
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Ant. Saldrá el Señor de su santuario y vendrá a salvar a su pueblo.
Ant. 2. Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella murallas y baluartes; abrid las puertas, que con nosotros está Dios.
Salmo 130
ABANDONO CONFIADO EN LOS BRAZOS DE DIOS
Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29).
Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.
Ant. Tenemos en Sión una ciudad fuerte: el Salvador ha puesto en ella murallas y baluartes; abrid las puertas, que con nosotros está Dios.
Ant. 3. Conozca la tierra, Señor, tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
Cántico Ap 4, 11; 5, 9-10. 12
HIMNO A DIOS CREADOR
Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.
Ant. Conozca la tierra, Señor, tus caminos, todos los pueblos tu salvación.
LECTURA BREVE Flp 3, 20b-21
Esperamos que venga como salvador Cristo Jesús, el Señor. Él transfigurará nuestro cuerpo de humilde condición en un cuerpo glorioso, semejante al suyo, en virtud del poder que tiene para someter a su imperio todas las cosas.
RESPONSORIO BREVE
V. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V. Que brille tu rostro y nos salve.
R. Señor Dios de los ejércitos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Con perseverancia has salvado tu alma, Lucía, esposa de Cristo; has superado las cosas del mundo y brillas con los ángeles; has vencido al enemigo con tu propia sangre.
MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Con perseverancia has salvado tu alma, Lucía, esposa de Cristo; has superado las cosas del mundo y brillas con los ángeles; has vencido al enemigo con tu propia sangre.
PRECES
Oremos al Señor, que vendrá y nos salvará, y digámosle:
Ven, Señor, y sálvanos.
Señor Jesús, ungido del Padre y salvador de los hombres,
— ven pronto y sálvanos.
Tú que viniste al mundo,
— líbranos del pecado del mundo.
Tú que viniste del Padre,
— muéstranos el camino para ir al Padre.
Tú que fuiste concebido por obra del Espíritu Santo,
— renuévanos a nosotros con la fuerza de este mismo Espíritu Santo.
Tú que te hiciste hombre en el seno de la Virgen María,
— líbranos de la corrupción de la carne.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Acuérdate, Señor, de todos los hombres,
— que desde el comienzo del mundo esperaron en ti.
Siguiendo la enseñanza del Salvador, oremos a Dios, diciendo:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
ORACIÓN
Que la poderosa intercesión de santa Lucía, virgen y mártir, sea nuestro apoyo, Señor, para que en la tierra celebremos su triunfo y en el cielo participemos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared